Mergers & Acquisitions, Compraventa de empresas

¿Cómo sé si es una buena empresa antes de comprarla? (I)

Al comprar una empresa te juegas mucho. Si haces mal los deberes y entras en la empresa equivocada, los próximos años de tu vida pueden ser muy complicados.  Por ello es importante conocer antes los principales aspectos de la compañía, es decir, saber si es una buena empresa o no.

Para juzgar una empresa que no gana dinero, lo primero que tienes que descubrir es si el problema está en el negocio en el que opera o en los gestores.

Para diferenciar si compite en un sector con dificultades o si se trata de mala gestión, lo recomendable es analizar los márgenes con los que está operando el resto del sector. Si los competidores están ganando más dinero, estamos probablemente ante un problema de gestión.

En muchas ocasiones el estado de la compañía es fruto de la incompetencia, conflicto o situación personal de sus gestores; en otras lo que sucede es que han orientado de manera equivocada la estrategia competitiva de la empresa. Un directivo preparado y con ilusión puede cambiar el rumbo, darle la vuelta a la gestión y crear valor.

Otras veces el problema es de balance: una empresa poco capitalizada o con alto nivel de deuda en proporción a sus recursos propios no tiene porqué ser una mala empresa. Debes mirar si el beneficio operativo es razonable, y son los intereses los que están consumiendo la caja.

Es muy importante que distingas, si la hay, cuál es la problemática real, para entender si compensa comprar la empresa y cómo vas a poder dar la vuelta a la situación.


No debes rechazar una empresa, porque sus ventas o beneficios en el momento actual sean bajos. Debes fijarte en su historial e intentar comprender qué les ha llevado a esa situación. Tal vez sus gestores tienen un problema comercial y no son capaces de captar clientes o de controlar los costes.

Pregúntate: ¿Qué podría hacer yo con esa empresa para convertirla en una generadora de caja? Si ves una empresa en crisis y no puedes definir con claridad cómo vas a darle la vuelta, es mejor que no la compres.

Cuando una empresa está cerca del concurso, si negocias bien puedes conseguir que acreedores y bancos sean comprensivos y te faciliten las cosas con quitas o esperas que te ayuden a ti a reflotarla, y a ellos a conseguir recuperar al menos parte de la deuda. Si entra en concurso las probabilidades de que los acreedores nunca cobren son muy elevadas.

A pesar de que se pueden encontrar grandes oportunidades de compra en empresas en crisis, hay veces que la crisis ha avanzado demasiado y ya es tarde.

Además de lo que los estados financieros dicen sobre la empresa, hay otros signos que te ayudan a detectar una situación de crisis, por ejemplo, si hay pocas existencias en la empresa o cuando se da un deterioro claro en las instalaciones.

Al mirar las cuentas debes fijarte en los días de cobro y pago, ¿Se han ido alargando?, ¿al mismo ritmo?

Puede que el empresario intente ocultarte la situación de crisis y te cuente “historias para no dormir” que resulten convincentes. Es tu misión detectar la situación de crisis y su alcance, y evaluar si aun así te compensa embarcarte en esa aventura.

En caso de que la empresa entre en concurso podrás tener entonces una magnífica ocasión para comprar activos. Creas una sociedad nueva, inyectas capital y con él adquieres las máquinas de la concursada que ya no tiene solución. Los precios suelen ser muy bajos porque el administrador concursal está liquidando la empresa.

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