Mergers & Acquisitions, Compraventa de empresas

Vender mi empresa…¿es un secreto?

Cuando alguien te pide que le guardes un secreto muestra la confianza que existe entre vosotros. Algo similar ocurre en el mundo de las finanzas corporativas. Si tuviéramos que destacar una virtud dentro de la asesoría en la compraventa de empresas sería la discrección. Se trata de una virtud indispensable para todas las partes implicadas y crítica para el proceso.

La confidencialidad en cualquier tipo de operación corporativa, debe comenzar desde el primer momento, incluso cuando el empresario tiene la idea en la cabeza pero aún no ha decidido llevarla a cabo. Solo con esta recomendación se ahorra más de un disgusto en el futuro.

Nuestra experiencia como asesores en fusiones y adquisiciones nos ha demostrado que es oportuno informar que la empresa está en venta sólo a las personas clave de la misma que participarán en el proceso suministrando información, a la vez que les solicitamos que guarden el secreto. Creamos confianza. Con esta transparencia se evita que cuando les solicitemos datos surjan sospechas y lo comenten con sus compañeros. Lo normal es que hagan honor a la confianza recibida.

Eso sí, no se debe comentar con nadie más.

La confidencialidad permite que las partes implicadas (Asesores, compradores, vendedores, etc.) en la operación puedan compartir información sin que ningún agente externo tenga conocimiento de la misma. El mecanismo que garantiza la confidencialidad en este tipo de operaciones se conoce como Carta de Confidencialidad (en inglés Non Disclosure Agreement o NDA).

La firma de una carta de confidencialidad obliga a las partes intervinientes a vigilar el cumplimiento de una serie de obligaciones con respecto a la información transmitida, no solamente en el momento actual sino también en un tiempo futuro.

La conformidad con la carta de confidencialidad implica la no divulgación de la información recibida (transmitida y/o percibida por observación). Debemos tener en cuenta que el mantenimiento de la confidencialidad es una herramienta imprescindible, y más hoy en día, debido al papel que juegan las nuevas tecnologías, haciendo que la información sea mucho más accesible y de forma más inmediata. Los asesores profesionales utilizamos data room virtuales para compartir una información que se podrá, una vez introducidas las claves de autorización, leer pero no descargar ni imprimir.

Pero ¿qué ocurre si alguna de las partes incumple la Carta de Confidencialidad? Pues bien, pueden generarse consecuencias muy negativas sobre el desarrollo y cierre de la operación. Las filtraciones generan variaciones en el precio de la transacción. Cuántas veces se ha visto cómo un rumor en el mercado puede hacer variar el precio de una acción, en uno u otro sentido, echando abajo la estrategia inicial definida y llegando en ocasiones a tener que abandonar la ejecución del cierre de la operación.

Puede provocarse también la salida de profesionales claves en la organización por miedo a la operación. El equipo directivo y personas claves de una estructura organizativa pueden verse amenazados por la operación planteada, mucho tiempo antes que los nuevos socios lleguen y expliquen sus nuevas intenciones. Perder a estos profesionales puede ser desastroso para la operación pues el comprador se puede echar para atrás o bajar el precio ante al perdida de valor que implica la perdida de personas clave en la compañía. A la vez se genera confusión en la plantilla. Los rumores de entrada de un nuevo accionista pueden generar nerviosismo en los empleados, afectando de forma directa al rendimiento de su trabajo y por lo tanto a los resultados económicos de la empresa.

Una de las peores consecuencias de las filtraciones es la inquietud que se genera  en clientes y proveedores. Las noticias sobre una nueva situación accionarial puede provocar incertidumbre en los clientes al no saber estos si podrán seguir contando con los productos y/o servicios de la compañía en las mismas condiciones o sobre los proveedores al desconocer si contarán con el beneplácito de los nuevos dueños.

Como has podido comprobar “guardar un secreto” dentro de las finanzas corporativas es mucho más que un símbolo de confianza. Es clave para el própio éxito de la operación.

Artículo publicado en Revista Inversión.

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