Tu felicidad no depende de tus ahorros, ni de tu posición, ni de tu inteligencia. No hay nada que tengas que conseguir para ser feliz. La «realidad» que nos han vendido, y en la que vivimos, es que nuestros logros nos definen y eso es falso.
Conseguir atención, aprobación, fama, popularidad, éxito, poder…nos da una felicidad fugaz, una excitación puntual que se disuelve rápido. No es una felicidad real porque el afán de promoción y de glorificación, en realidad, están inventados para hacernos productivos y controlables.
Te pierdes la verdadera felicidad cuando caes en la trampa de creer que si tienes éxito vas a ser más feliz. Es como un grupo de turistas que van en autobús por un paisaje espectacular, con lagos, montañas y ríos impresionantes. Sin embargo tienen las cortinas bajadas y dedican el viaje a pelearse sobre quién tendrá el mejor sitio del autobús, quién es aplaudido y a quién le consideran más importante. Y así continúan el viaje hasta el final.
Muchos profesionales son como estos turistas, enfangados en luchas de poder, estresados, atormentados por su posición en la empresa, sin darse cuenta de las personas maravillosas que tienen a su alrededor, sin disfrutar la belleza de su familia y de su vida.
No des a otros el poder de determinar tu felicidad o tranquilidad. ¿Quieres de verdad gastar toda tu vida en algo que depende tanto de circunstancias que tú no controlas? Si tu felicidad depende de tu trabajo, en cualquier momento puedes perderlo todo. ¿Quieres basar tu felicidad en un fundamento tan débil?
No vivas mirando al mañana, si sigues acumulando mañanas te encontrarás que sólo has apilado una lista de ayeres vacíos. Disfruta el presente, cada momento. Mira el lado positivo de las cosas. Valora lo que tienes, todo lo que Dios te ha dado (dale gracias constantes por ello), en lugar de enfocarte en lo que todavía no tienes, y serás feliz.
Artículo publicado por Enrique Quemada, presidente de ONEtoONE Corporate Finance, en Expansión.com
