Comprar una buena empresa sin dinero

En mis anteriores artículos he recibido algunas quejas de lectores que me dicen que se requiere mucho dinero para comprar una empresa y que ellos no lo tienen.

Sin embargo,  en los últimos dos años se han cerrado 43.000 empresas que tenían entre 6 y 50 trabajadores. Estas empresas no costaban dinero y muchas de ellas podían tener viabilidad si al frente se ponía un directivo preparado, motivado y valiente, capaz de hablar con bancos y acreedores y de mostrarles un plan sensato para sacar a la empresa de la crisis en la que se había sumergido. Otras muchas no tenían solución e iban a cerrar en cualquier caso.

Evidentemente, no hay rentabilidad sin riesgo y si no tienes dinero, tendrás que tener coraje, decisión y audacia; y la capacidad de saber diferenciar las buenas de las malas empresas, eligiendo bien la empresa en la que te metes.

Cuando hablo de comprar una empresa sin poner dinero, no significa que el vendedor no reciba dinero, sencillamente que estructuras una forma inteligente de pagarle sin que tengas que ser tú quien ponga el dinero al inicio.

A la hora de estructurar una compra en la que tu desembolso sea el menor posible, sigue las siguientes reglas: primero busca una solución en la que la fecha de pago sea la más lejana posible y que tenga los menores intereses posibles. También debes perseguir aquella fórmula en la que des menores garantías reales o personales.

Te recomiendo que no sobreestimes la situación del vendedor. Puede que lleve tiempo queriendo vender la empresa sin conseguirlo, que tenga otras prioridades en la vida o que esté harto. El dinero en muchas ocasiones no es lo más relevante para el vendedor, es un tema secundario pues tiene otros motivos de mayor importancia como una enfermedad, un divorcio o una decisión de cambio de proyecto personal.

Es esos casos podrías negociar y conseguir una operación en la que no tengas que hacer ningún pago inicial, estructurando por ejemplo el pago en mensualidades durante 15 años a modo de renta perpetua.

Naturalmente encontrarás resistencia por parte del vendedor a pagos aplazados, él quiere el dinero y olvidarse. Pero a ti te conviene hacerlo así, no solo porque tienes que desembolsar menos y sale mucho más barato (por el valor del dinero en el tiempo), sino también porque te permite retener el dinero frente a posibles contingencias sorpresa que te encuentres dentro de la empresa.

Esta es una formula muy utilizada por los empresarios que están cerca de la jubilación y deciden vender la empresa a sus empleados o directivos, consciente de que no tienen dinero para pagar, les permite realizar una compra gradualmente.

Una manera de plantear un acuerdo es ofrecerle comprar un 10% de las acciones al año durante diez años. Deberás establecer un buen acuerdo de accionistas que asegure que la gestión queda en tus manos. Durante ese periodo tú gestionas la empresa y esta va pagando al vendedor un sueldo hasta completar el importe de la adquisición pactado.

Esta operación tranquiliza al vendedor porque mantiene la propiedad de la empresa, puede denunciar el acuerdo si no pagas y quedarse con la compañía. Además, puedes pactar que vaya recibiendo parte del importe gradualmente como sueldo y otro -tú- lleva el peso de la gestión.

Y a ti te permite comprar la empresa sin poner dinero. Eso sí, tú tendrás que gestionarla y hacerla crecer con creatividad. Las compañías con dinero compran soluciones con consultores, agencias de publicidad, estudios de marketing, etcétera. Las que no lo tienen han que tirar de hambre e imaginación.

Miles de empresas se encuentran cada año en esa tesitura: el empresario quiere jubilarse, no tiene sucesión y su empresa es pequeña o no cumple las características para interesar a las entidades de capital riesgo. El empresario necesita una solución y tú puedes dársela.

Tal vez no tengas dinero, pero si tienes lo que hay que tener (conocimientos y decisión), te puedes comprar una empresa que harás crecer y crecer. Hoy es más barato, más rápido, más inteligente y más seguro comprarse una empresa que crearla desde cero. Créeme, comprar una empresa existente es mucho menos arriesgado que lanzar una nueva.

Recuerda lo que dijo Disraelí: «El hombre no es una criatura de las circunstancias, las circunstancias son una criatura del hombre».

Artículo escrito por Enrique Quemada, Presidente de ONEtoONE Corporate Finance Group, para Expansion.com

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