Experimenta, deja atrás tradicional

El que experimenta tendrá más riesgo, pero también más éxito. En el mundo empresarial lo más peligroso es quedarse en la zona de confort. Si no arriesgas algo, lo puedes estar arriesgando todo, ya que nunca sabrás si el experimento pudo haber sido exitoso o no. La manera de empezar, es dejar de hablar y comenzar a actuar. Por ello, experimenta y no te quedes con lo tradicional.

Vivimos en un mundo fluctuante y si te quedas estancado en lo tradicional puedes estar sacrificando el futuro de tu compañía. Una empresa que cambia las reglas del juego no garantiza que vaya a ser perfecto el primer día, pero sí garantiza un nuevo aprendizaje a tomar en cuenta. Hablamos de experimentar, descubrir y mejorar de la mano de una buena idea. Tendrás que mejorarla cada día, limando sus ventajas competitivas.

Un buen ejemplo de esto puede ser la empresa IKEA. Como la mayoría de empresas, no encontró su espacio competitivo apenas empezó, fue fruto de una evolución en el que las piezas fueron encajando poco a poco. Empezó vendiendo por catálogo todo tipo de objetos, pero en 1951 decidió centrarse sólo en muebles, renunciando al resto de productos de su catálogo. En 1953 construyó un gran showroom y un restaurante para que el cliente viviera una experiencia diferente. Así mostraba sus productos y complacía a los que venían de lejos. IKEA siempre estuvo centrado en la reducción de costes, aunque en algunos casos se vio perjudicado. Para adaptarse a la nueva era, decidió trasladar parte del trabajo al cliente, facilitándole todas las piezas y herramientas necesarias en el propio embalaje. El beneficio de esto es que reducía los costes de distribución, almacenaje y reparto. A parte de innovar, convirtió el trabajo del montaje del mueble en algo atractivo para el cliente. Psicológicamente atribuye más valor al cliente porque lo hace partícipe de la construcción de su hogar.

Si quieres triunfar, dobla tu ratio de fracaso. Deberás experimentar y equivocarte hasta que encuentres el camino correcto. Si le temes al error y no quieres poner en riesgo a la organización, debes estar pendiente siempre del movimiento del mercado e ir arriesgando con experimentos pequeños y controlados y, si no funcionan, saber cuándo debes deshacerte de ellos. Equivocarse no es de cobardes, es de sabios, ya que los errores son los mejores maestros y son un portal de descubrimiento.

La mayoría de las veces estos errores se cometen cuando ya tienes algo estable, prefieres conformarte con lo que tienes en vez de cometer un error. Pero el mayor error que se puede cometer es temer a cometer errores.

Cuando uno experimenta y se cierre una puerta, descubrirás otra nueva a partir de ese experimento. En el mundo empresarial no hay seguridad, sólo oportunidad. Deberás experimentar hasta encontrar el encaje perfecto entre lo que desea al cliente y lo que ofrece tu empresa.

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