1. Enamorarse de la empresa objetivo
Lo recomendable es mantener durante todo el periodo de compra la sangre fría y crear una distancia emocional frente a la empresa. No dejarse enganchar por el proceso de compraventa y por el deseo de rematar la operación. Para evitarlo resulta muy útil estudiar varias posibles adquisiciones al mismo tiempo.
2. Buscar la empresa perfecta
Decía Maquiavelo que lo mejor es enemigo de lo bueno. Todas las empresas tienen fallos y defectos. Lo importante es que compres la empresa en la que tú, por tus capacidades, puedas crear más valor que los antiguos propietarios.
3. Aceptar el precio que te piden
Aunque digan que es un precio firme y definitivo, no te dejes influir. Lo ideal es hacer propuestas alternativas e iniciar el baile de la negociación. Si no tiene otro comprador que acepte su precio, entonces entrará en el baile marcado e irá cediendo hasta alcanzar un acuerdo satisfactorio para ambos.
4. No hacer un estudio exhaustivo de la empresa
No te relajes en la due diligence . Las grandes bofetadas en compra de empresas vienen por haber estudiado superficialmente la información que te facilitan, por no haber realizado suficientes preguntas o por quedarse satisfecho con respuestas ambiguas o incompletas.
5. Entender poco el sector en el que entras
Aunque conozcas bien la empresa, puede que te estés metiendo en un sector en decadencia, con guerra de precios, capacidad ociosa o una dinámica competitiva que exige inversiones que tú no puedes abordar. Resulta fundamental que entiendas la industria en las que entras y sus fuerzas competitivas.