Mergers & Acquisitions, Compraventa de empresas

¿Mi sector puede provocar mi venta?

Las operaciones de compraventa o fusiones son una de las principales estrategias de respuesta empresarial ante un cambio brusco en las condiciones del entorno competitivo.

Generalmente las oportunidades para crear mayores beneficios suelen proceder de la aparición de nuevos productos o procesos, nuevas fórmulas logísticas, nuevos mercados (domésticos y foráneos), nuevas formas de organización. Siempre que estas novedades sean de gran calado causarán turbulencias económicas en un sector y provocarán oleadas de operaciones corporativas.

Aunque las empresas pueden responder ante tales cambios con una gran variedad de estrategias, la compraventa de empresas y fusiones representan, en la mayoría de los casos, la vía menos costosa para alterar, de forma global, la estructura de un sector y facilitar la adopción de los ajustes necesarios para reducir los excesos de capacidad e incrementar el valor.

Tras esto se puede decir que las fusiones y adquisiciones  son, por tanto, un proceso de destrucción creativa. Aunque suene paradójico así es. La fase destructiva es la relativa a cierre de plantas, despidos, demandas legales, etcétera. Sin embargo, a través de estos procesos se renuevan las economías y se hacen más ágiles y resistentes a los choques macroeconómicos, lo que representa una fase creativa.

A grandes rasgos podemos diferenciar ciertas formas de turbulencias que pueden repetirse en todos los sectores, provocando oleadas en fusiones y adquisiciones.

Desregulación: se trata de los procesos de liberalización. Como ejemplo sectores como la banca, aerolíneas, telecomunicaciones o transporte.

Liberalización de mercados: la creación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) o la Unión Europea conllevaron actividad de fusiones y adquisiciones en industrias sensibles al comercio, por ejemplo.

Cambios geopolíticos: un ejemplo es la caída del telón de acero o la entrada de China en 2001 en la Organización Mundial del Comercio que cambiaron las estructuras competitivas a escala mundial.

Cambios demográficos: la entrada masiva de inmigrantes en nuestro país y las consecuencias, en el periodo 2003-2007, del efecto baby boom de finales de los sesenta y el año 1970 como el de mayor natalidad de la historia de España. Esa generación tuvo su pico en el ciclo de consumo entre los años 2003 y 2007: bodas, niños, carritos, casas, etcétera, afectando a todos los sectores de nuestra economía.

Cambios tecnológicos: su irrupción obliga a los jugadores a adaptarse por medio de compras para capturar esas nuevas tecnologías o responder a ellas.

Innovación en los mercados financieros: la aparición de nuevos instrumentos financieros genera mayores oportunidades de acceso al capital, por ejemplo, como el alza de la deuda basura provocó un aumento en los ochenta de operaciones de adquisición con un elevado porcentaje de deuda.

Globalización: se expande la arena competitiva con nuevos adversarios, proveedores y clientes. Las turbulencias externas comienzan a resonar en casa.

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Cambios en la demanda de los consumidores y en la oferta: sectores como el juguetero, el automóvil o el de entretenimiento se encuentran con consumidores que demandan productos diferentes. Eso hace que muchos fabricantes marginales, incapaces de competir y ser rentables con las nuevas exigencias, tengan que fusionarse o salir de la industria.

Cambios en los mercados de capitales: la rebaja del coste del dinero hace más barata la deuda, lo que facilita las adquisiciones.

Todos los empresarios deben estar atento a las alteraciones del entorno, a sus causas y los efectos sobre el entramado empresarial. La historia señala que las operaciones de compra o venta son provocadas por la identificación de una amenaza o una oportunidad en la arena competitiva.

Destacar que siempre la posición competitiva del comprador o del vendedor es un factor determinante para provocar una operación. El comprador, con la operación, busca, entre otros, crear valor, estabilidad financiera, mejorar su posicionamiento, fortalecer la organización, revalorizar la marca o mejorar sus procesos productivos.

A la hora de pensar en una posible operación entre dos empresas, conviene estudiar en profundidad la posición competitiva del comprador y del vendedor. A la vez lo recomendable es analizar de una manera muy objetiva las economías de escala y los verdaderos ahorros que se generarían.

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